jueves, 9 de noviembre de 2017

Pero a tu lado

Yo que siempre he sido de pensar antes de actuar, y de actuar mandando a la mierda lo que he pensado, hace unos meses "despensé" venirme a vivir a Madrid. Una ciudad que se me antojaba  colorista y llena de luz y que de un segundo a otro se presentó como una estampa en blanco y negro; ni luz, ni color ni ganas de buscarlo. Un cementerio de recuerdos engañosos en cada esquina de Delisaña. En dos semanas como dos lustros, he tenido que buscar los motivos para seguir aquí, y los voy encontrando en las pequeñas cosas, en las personas que sí están ahí, en la creencia ciega de que todo ocurre por alguna razón, y en la tranquilidad de que el sur queda a 5 horas de autobús.
Empecé desde dentro, haciendo de mi cuchitril un lugar acogedor y asomando la nariz por la ventana cada día un poco más. Creando un entorno propio donde sentirme segura y a salvo, aunque la mente traicione a veces. Un día toqué fondo y pedí que vinieran a por mí, pero en esos momentos alguien me escribió para hablar y para invitarme a un sitio chulo. Eché el freno. Si no puedo estar aquí, me voy, pero dejemos la puerta abierta a volver. Y en lugar de hacer las maletas, armé un bolsito con lo justo y me fui a Granada a olvidar. Volví renovada, con un objetivo más claro y con menos nubes negras sobre mi cabeza. No me siento feliz, pero tampoco escandalosamente triste, y con eso me conformo por ahora.
Ayer me regalaron dos entradas para ver un documental sobre los 40 años de Los Secretos, y era la primera vez que iba a salir de mi territorio por placer. Un amigo, el mismo que sin saberlo me ayudó a que no tirara la toalla, me acompañó a la Sala Berlanga, allá por Moncloa. Pensaba que iba a ver un simple documental sobre un grupo de música, y lo que vi fueron mis recuerdos en pantalla grande, con la melancolía de Enrique poniendo la banda sonora, y las palabras de Álvaro (de una fortaleza inimaginable) ante la desdicha. Lloré en muchos momentos por lo ajeno, y lloré más cuando alguna imagen me escupía un recuerdo propio: las calles de Malasaña en blanco y negro que yo he paseado, Madrid me Mata por dentro, con ese lugar en la barra que una vez ocupé, que reconocí en cuanto lo vi y que casi me echa de la sala, el Penta, La Corredera Baja de San Pablo y tantos sitios más...
"A Enrique lo mató la melancolía" decían los allegados, y yo cada vez me hundía más en mi asiento. Antes de la proyección, Álvaro dijo unas palabras y contó anécdotas, como una vez que decidieron tirar la toalla como grupo porque la industria los rechazaba y entraron por casualidad en un local de Francia a comprar tabaco y estaban sonando Los Secretos, y que por esa "tontería" siguieron adelante. O cuando murió su hermano y se encerró a llorar y alguien tuvo la idea de imprimir todos los mails de apoyo que mandó la gente y se los hizo llegar, y que aquella lectura le devolvió las ganas de vivir, y de seguir tocando. Todo está conectado.
Cuando salí de allí sólo quería volver a casa, estaba demasiado removida por dentro para nada más, pero era el cumpleaños de mi amigo y quería que fuera con él y otra gente a tomar algo. Había quedado en Loreto y Chicote y no sé de dónde saqué las fuerzas para llegar hasta allí. La calle donde empezó todo, la que me había traído hasta Madrid. Pensé en beber hasta perder el control, pero no se terció así. Y hasta que no me vi en el metro, rumbo a casa, no pude respirar a gusto.
Quizá algún día pueda caminar con la cabeza alta, mirando a la gente a la cara sin miedo a encontrar un fantasma, volviendo a los sitios que hoy todavía me hacen daño sin sentir que me falta el aliento y disfrutando por fin de la buena compañía. Es el principal objetivo que me he marcado porque sé que cuando eso llegue, todo lo demás vendrá sólo. Es jodido darle la razón a la vida cuando te golpea y más aún perdonarla, pero no te deja otra opción.
Todo está conectado, sí... Yo estoy aquí porque un día abrí un enlace por internet. Pensé que podía  comerme el mundo, pero a tu lado. Hoy, la segunda parte de esa frase es sólo una canción de Los Secretos. Seguiré peleando al menos por la primera.


No hay comentarios: