domingo, 25 de junio de 2017

Lo que se aprende al final

Qué tristes son los puntos finales. Escribir una historia, darle forma, recorrerla y saber que en algún momento la tienes que acabar (The End). Obligada a cerrar capítulos por circunstancias que no puedo manejar y con la certeza de que no he cambiado nada, ni para bien ni para mal, me veo otra vez en el final de un trayecto a ninguna parte, aceptando que así son las cosas, que no se puede moldear como si fuera plastilina lo que está hecho de acero (más oxidado que inoxidable) y que soy un ave de paso en nidos ajenos.
La búsqueda de piso en Madrid va perdiendo motor. Antes tenía claro lo que quería, dónde lo quería y a qué precio lo quería. Ahora me da un poco igual. Lo más barato posible y en cualquier zona (estoy sola igualmente). Tampoco tengo prisa ya. Lo quería para septiembre pero a no ser que me necesiten para trabajar, no me importa irme en octubre o cuando encarte. El verdadero problema de dejarlo mucho es que habrá menos oferta pero quizás así sea más fácil decidirme por algo. Y si Madrid no me llama, ni hablar de otros lugares... Tal vez el único horizonte que deba buscar sea aquel que me incluya sólo a mí, sin factores externos influyendo en cada paso.
Vuelvo sin saber muy bien con qué intención. Ni siquiera sé cómo sentirme. No funciono bien sin ilusión, sin un motor que me mueva, y por alguna razón (o por la suma de muchas) el motor no responde. Es como si supiera que juego a perder y aún así juego (las cartas están echadas, no hay marcha atrás). Me gusta la gente sincera pero no la que por ser sincera dice más de lo necesario (sincera pero con tacto). Que mientras yo no sé qué hacer para sacar lo mejor, otros se empeñan en sacar lo peor. Que mientras yo me afano en ocultar mis defectos, otros alardeando de ellos. Y aunque no me guste lo que veo, quizás sea mejor así, pisar la tierra de nuevo y no ignorar la realidad. Una realidad que me repele inevitablemente porque sé a dónde conduce (ya he estado allí) y sé que no puedo ni quiero lidiar con eso, aunque para ello tenga que renunciar a tantas cosas bonitas. Sola tal vez, pero no para siempre. Sola del todo, pero mejor que sola a medias. Dispuesta a ser abatida, pero por una buena causa... y por última vez.
Porque creo que esta vez sí he aprendido algo.

No hay comentarios: